Espiritu Sandoval
Toda la semana se estuvo hablando del tan manido espíritu de Numancia. Nueve mil personas con su apoyo incansable llevaron en volandas a su equipo a vencer al rival, a pesar de estar desde el minuto cinco con un jugador menos. Desde aquel día algo cambio en el Molinón, paso de ser uno de los estadios catalogados como “teatros”, por la frialdad de sus aficionados, a convertirse en una caldera a presión. Esa misma temporada la pasión del público, llevo a comentar a jugadores rivales, que había tanto ruido en los partidos que no se escuchaba el silbato del árbitro y que cada vez que recibía un balón, era tal el griterío que le temblaban las piernas. El jugador en cuestión era Sietes, lateral aquella temporada del Alavés. El espíritu de Numancia, es el apoyo total a tus jugadores y crear una presión, que pueda llegar a ser asfixiante para el rival. Este domingo, ha nacido el espíritu Sandoval. Consiste en crear la misma presión, pero para los locales en vez de para el rival, todo tiene origen en la animadversion que tiene gran parte de la afición al técnico madrileño. La afición se cebo principalmente en dos jugadores, los dos extremos, pitando constantemente las acciones de Santi Jara y Hugo Fraile. Dos jugadores que no jugaron más de diez partidos con más de mil espectadores en el campo. Futbolistas que no están acostumbrados a jugar ante tanto público, y se sienten muy presionados cuando son recriminados por su propia afición. El Sporting ayer jugó con nueve jugadores, el público le hizo un favor al equipo de Anquela, anulando a dos de los suyos. Una cosa es mostrar tu malestar con una jugada y otra la histeria vivida en las gradas del Molinón, contra un equipo que es cuarto en la clasificación general. La gente que tiene todo el derecho a estar enfadados por el juego del equipo, debería reflexionar si sus pitidos ayudan en algo al equipo. Nosotros creemos que no solo no ayuda, sino que resta claramente. Primero era López Garai, ahora Hugo Fraile y Santi Jara. Parte del público enloquece cuando salen al campo estos jugadores y como una bola de nieve el numero crece y crece en cada partido, por lo que la situación pasa a ser insostenible. Tal como están las cosas, parece que lo mejor es que Sandoval no vuelva a alinear a estos jugadores, para ver si esa parte de la afición tranquiliza, por lo menos el tiempo suficiente mientras encuentra otra víctima propiciatoria. Pedro, Luis Moran, Carmelo, etc. la lista es interminable de jugadores que eran silbados incluso antes de entrar al campo. Esto no puede seguir así, el ejemplo tiene que ser los últimos diez minutos del partido, en el cual se volvió a recuperar el espíritu de Numancia.
Del partido mejor no hablar y del planteamiento del míster, tampoco. Lo mejor sin duda el resultado. En este articulo, no discutimos, si los que silban tienen o no tienen razón, o motivos para hacerlo, lo que tenemos claro es que no ayuda en nada, y que si se quiere silbar sea cuando el árbitro pite el final.
Sportimg 2 Numancia 2
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