Encallado y sin rumbo

La inercia de la marea ha llevado al conjunto rojiblanco fuera del play-off de ascenso ya que a la ausencia de identidad que el equipo arrastra desde el inicio de la temporada ahora se añade la falta de resultados. Teniendo en cuenta que éstos se habían venido cosechando gracias al buen hacer de los arietes serbios y considerando que uno de ellos no se encuentra en su mejor momento y el otro ha sido relegado al banquillo partido tras partido a pesar de ser palmariamente el jugador que mayor peligro ha sembrado entre las defensas rivales en las últimas jornadas, poco más hace falta añadir si defensivamente el equipo ocupa la sexta posición entre los equipos más goleados de la categoría.

Ahora se empieza pagar el peaje de los debates anodinos generados entre la prensa gijonesa y el hecho de haber cargado todas las culpas a determinados jugadores por jugadas puntuales durante los meses precedentes, cuando lo realmente importante era centrarse en la privilegiada posición que ocupaba el equipo en la tabla a pesar sus continuos tropiezos como consecuencia del desbarajuste y anarquía tácticos que eran plasmados en el terreno de juego semana tras semana.

Puede ser ya demasiado tarde para lamentos porque el equipo parece haberse instalado en una dinámica descendente donde la falta de un patrón de juego, la ansiedad, la fragilidad defensiva y la ausencia de ideas son la nota dominante. Resulta complicado creer que lo que no se ha podido inculcar en un año y medio vaya a asimilarse en siete semanas.

Aunque, bien es cierto que un año y medio es poco si lo comparamos con los veinte que el club lleva sin una gestión digna que pueda patronear este navío, que a día de hoy se encuentra abandonado a su suerte en manos de los caprichos de la marea.

 

Foto: www.lfp.es