Se acabaron las excusas
Tras la despedida del técnico de Humanes, los que quedan en el vestuario, deben de demostrar de una vez por todas su profesionalidad, y sobre todo su gran cacareada, implicación con el club. Un vestuario que tiene fama de angelical y súper Sportinguista, pero que poco a poco, parece que se va demostrando todo lo contrario, sensación de pasotismo en el terreno de juego, la prueba más evidente es Scepovic, al cual no incurría en fuera de juego prácticamente nunca y que a día de hoy le pueden pitar unos diez de media por partido. Es posible que el chico no esté en forma, y por eso ya no aparece tanto como antes, pero el caer en fuera de juego es más un síntoma de no estar centrado en lo que haces, que en un bajón físico. A pesar de todo Scepovic ya no tiene que demostrar nada, el ya hizo más que suficiente para que este equipo ascienda, y si el sporting no sube, nunca va a ser culpa del serbio, aunque no rasque bola en los cinco partidos que quedan. Sus compañeros deberán demostrar más, de lo que están haciendo hasta ahora, partidos como el de Jaén, Éibar y Alcorcón, no son de un equipo que desea con todas sus ansias lograr un objetivo, son más bien de catorce individuos, que viven ajenos a preocupaciones y que menudo marrón tener que correr durante noventa minutos, con lo bien que se está en casa o con los colegas, con dinero en bolso y sin preocupaciones a fin de mes. Esta plantilla tiene ganados a los periodistas, los cuales les perdonan todo, ya que la culpa era del “diablo” Garai y de el de Humanes, que era un autentico incapaz.
Chicos ahora ya no hay pararrayos y la tormenta sigue allí fuera.
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